Complementario a su trabajo instrumental a la guitarra, Toti Soler siempre ha dejado detalles cantados, canciones delicadas, segundas voces y perlas como “Liebeslied”, o la deliciosa “L’amo de son canta en gall”, pieza popular que aparece en Epigrama (1985) y que combina aires flamencos, árabes y tradicionales de las islas. Entre los años 2000 y 2004 recupera algunas de esas canciones que registra de nuevo para los álbumes “Cançons” (2001) y “Guitarra i Cançons” (2004). Toti hace un estilo propio de las limitaciones de su voz y clásicos como “Petita festa”, “A voltes en el cor”, “Amiga callada” o “Em dius que el nostre amor”, renacen con delicada ternura junto a piezas de nueva factura.
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